martes, 18 de abril de 2017

Reflexiones esporádicas 1

Por aquel entonces, perdí las ganas de sobrevivir. Y en ese mismo momento, en el que quise tirar la toalla, la recogí del suelo, manchada de sangre, mi sangre, y empecé a vivir, pero a vivir mi vida, no la que querían los demás. Y por aquel entonces, cuando cada paso se me hacía eterno, entendí que poco a poco, logro a logro, conseguiría alcanzar mi sueño: rebasar el umbral del horizonte. A base de esfuerzo, dedicación, cariño y atención, cualquier meta era fácil de conseguir, siempre y cuando estuviese bien conmigo mismo y con el entorno que me rodeaba. Y así, sin saber cual fue la mañana en la que desperté y mi cabeza cambió por completo, sin saber porqué me dejó de importar todo, sin saber cómo había germinado dentro de mi ser una fuerza hasta aquel momento desconocida, sigo andando, sufriendo y disfrutando, sabiendo en cada momento por qué caigo y cómo debo levantarme. Pero aún así, el pasado es imposible de borrarse. Y por mucho que intente olvidarlo, siempre habrá una de las cicatrices que me recuerden donde estuve. Pero ahora ya no lo veo como algo triste, sino como un recuerdo, uno mas, de quien he sido y de quien no quiero volver a ser.

Miradas vacías

Cada cual enfoca su vida desde una perspectiva u otra, lo que nos convierte a todos en una realidad, con muchísimos matices, con infinidad ...