lunes, 1 de octubre de 2018

Miradas vacías

Cada cual enfoca su vida desde una perspectiva u otra, lo que nos convierte a todos en una realidad, con muchísimos matices, con infinidad de puntos de vista. A veces encontraremos a quienes opinen lo mismo que nosotros, lo observen “desde el mismo punto” que nosotros, pero influye enormemente cómo se siente cada uno, la relevancia que le das a las cosas dependiendo de si le influye o no directamente, y de cómo estructurada está tu realidad. Es trascendental. La magnitud que le conferimos a los aspectos que nos afectan lo determinamos dependiendo de nuestros estado, físico y anímico. Parece una de esas afirmaciones categóricas que detesto al generalizar todos los casos iguales, pero creo que inhibirse de sentimientos es lo mas complejo y lo mas cruel que alguien puede hacer. Estamos menospreciando lo que sentimos, prevalecemos aspectos secundarios y nos abocamos a merced del anonimato de seres autómatas que pueblan la inmensidad celeste con sus movimientos preestablecidos y vacíos de cualquier contenido que no sea la de cumplir unos estándares. Llorar está muy infravalorado. Sentir en general está infravalorado. 


Estamos en la fase de crucero de la época moderna. Se crean elementos que vuelven mas artificial nuestra existencia, lo que favorece inequívocamente al fortalecimiento de mi afirmación anterior. Los mundos virtuales postergan la empatía hacia los temas que deberían preocuparnos. La gente vive enfrascada en lo que actualizan sus redes sociales, confían en lo que predican sus perfiles y no establecen contacto mas allá que simples interacción en forma de “me gusta” o comentario pretencioso de “feliz cumpleaños”. Y hay quienes llevan esto un paso mas allá. Hay quienes no saben diferenciar de la vida real, tal cual, a la vida que recrean falsamente en el mundo virtual. El motivo, bajo mi parecer, ha sido la deriva, social, política y económica, que ha tomado nuestra existencia, que ha abocado a muchos a satisfacerse con poco, al mundo del “simple click” para acceder a todo y perder el interés por lo demás. Muestras que refutan mi opinión es la imperancia del individualismo al colectivismo, el cinismo y el populismo en infinidad de movimientos con tal de “volcar hacia ellos mismos” el foco de las atenciones. No nos importa lo que ocurra en el país vecino si nosotros mismos estamos bien. No queremos a gente que viene de la guerra si esta viene de países en vías de desarrollo o tercermundistas, pero sí aquella que acude de países consagrados y con cierta capacidad económica. Nuestro segundo nombre es hipocresía

El domingo de la semana siguiente, el blog cumple su tercer aniversario. Y para celebrar tan señalado evento, voy a llevar a cabo un proyecto muy interesante. El domingo avanzo en qué va a consistir. 

Miradas vacías

Cada cual enfoca su vida desde una perspectiva u otra, lo que nos convierte a todos en una realidad, con muchísimos matices, con infinidad ...