miércoles, 20 de septiembre de 2017

Silencio

Jamás creí que fuera a decir esto. Y, si recuerdo hace solamente unas semanas, la idea se me pasó por la cabeza y la tomé por algo que jamás podría hacer. Pero ahora ya no es cuestión de querer o no querer, es saber si lo que estoy haciendo me está ayudando a crecer o me está destruyendo. Seguramente, los acontecimientos de los últimos días han precipitado algo que llevo pensando hace tiempo, y hoy puedo decir que he tomado una determinación. Una decisión que me repercute única y exclusivamente a mi mismo y, al tomarla, he creído que sería una ayuda para mi persona, mi situación personal y anímica, y una oportunidad para ver la vida de una nueva manera, mas centrada en proyectos que he dejado descansar demasiado, alejado de una globalización que, francamente, no me ayuda en mi estado anímico. Soy frágil, esto lo se. Y lo que está pasando no me está ayudando en nada. 

Recordando Learn To Let Go, de Kesha, he sido un prisionero del pasado, a conciencia. Pero es hora de practicar lo que proyecto hacia la sociedad y, mas importante, hacia mi mismo. Es hora de dedicarle un tiempo que estoy deseoso a mi segunda novela, la primera que quiero que el mundo conozca. Los personajes ya me están apurando para que les preste toda la atención posible, para que todo el torrente narrativo que lleva gestándose desde enero pueda cobrar forma. Además, como ya he dicho antes, la situación en la que se está sumergido el mundo, no ayuda a que pueda “compartir” atención a todo lo que hago, que no es poco. Es obvio que la sociedad está tomado un rumbo tan inestable, y tan extremadamente peligroso, que como persona que desde siempre le ha gustado estar al día, incluso al segundo informado, me ha quitado horas de sueño, pegado en el móvil, esperando actualizaciones que jamás llegaban. En una de estas, en las que cargaba mi perfil de Twitter o Instagram o Facebook y nadie decía nada, me sentí ridículo. Depende parte de mi felicidad de lo que encuentro en las redes, y esto no va con mi verdadera personalidad. Hoy empieza una nueva etapa, una etapa que jamás he experimentado pero que las ganas de vivirla aumentan a medida que mas me lo planteo. 

El anuncio, a estas alturas, es mas que obvio. Dejo indefinidamente las redes sociales. Mi Twitter, ni Facebook, ni Instagram, incluso el blog que me vio crecer quedarán inactivos, que no cerrados. La oscuridad se cernirá sobre ellos para que, pasado el tiempo que yo precise, pueda volver a iluminarlos con un faro llamado La extraña casualidad. Y este anuncio seguramente a pocos les importará, pero no soy de dejar las cosas así como así, me gusta dar explicaciones sin que nadie me las haya pedido, delatándome. Esto va por si alguien algún día pregunta por mi, mis cuentas, que hace tiempo que no me ve activo en las plataformas, que sepan que no he abandonado, simplemente he decidido parar cuando me han flaqueado las fuerzas, para recobrar la energía y volver mejor que nunca, sobretodo en el ámbito moral y espiritual. Llevo bastantes años demasiado activo (a veces hasta aborrecer), y debo parar.

Para acabar, quiero compartir con todos una breve reflexión. Las redes sociales, Internet en general, nos conectan y desconectan con una facilidad abrumadora. Es una arma poderosa para mover y concienciar masas, a veces a beneficios de unos que no respetan la realidad y la verdad de la que tantas veces he decidido renegar. Debemos saberlas utilizar, debemos saber que sus ventajas son inconmensurables, a la vez que sus peligros se cuentan por millares. Aprender a canalizar todo lo que uno siente mediante una publicación, una fotografía o un tuit mismo no hace que éste se evapore. A veces, se ve aumentado innecesariamente, y cuando uno necesita Silencio, debe poder encontrarlo, aunque sea en los recovecos mas inhóspitos de nuestro corazón. 


Sin mas me despido, deseándoles suerte. Y advirtiéndoles que, cuando el dragón dormita, acaba por despertarse mas fiero y guerrero que nunca. 

Miradas vacías

Cada cual enfoca su vida desde una perspectiva u otra, lo que nos convierte a todos en una realidad, con muchísimos matices, con infinidad ...