viernes, 8 de septiembre de 2017

El amor

Como sabrán, el amor nos obliga a hacer locuras. Locuras muy peligrosas. Y si alguien se adiciona a los narcóticos soporíferos de cupido, puede acabar llorando por la persona equivocada, sintiendo deseo y atracción por los fantasmas, o querer vengarse de alguien que nada tiene que ver con toda la historia. Sin duda es infame este sentimiento de repulsa constante contra aquellos que nos condicionan a querer a alguien o algo, de una manera u otra. A su vez, infame es sentirlo, querer despegarse del corazón aquello no correspondido, pero que de igual forma seguirá corriendo por tus venas. El amor, como siempre, lapidario de traiciones, vuelve las cartas en contra del jugador cuando éste cree que lo ha ganado todo, y lo sentencia a una vida esperando una suerte que jamás volverá a llegar. 


Los enamorados, aquella pareja extraña unida por un vínculo invisible que persiste incluso una vez se ha roto, son los artífices materiales de toda patraña con tintes quijotescos, como Alonso Quijano y Aldonza Lorenzo. Son capaces de traicionarse a si mismos para conseguir el amor del otro y, aunque popularmente se conoce como “amor verdadero”, realmente es mas oscuro de lo que podemos llegar a vislumbrar. No es amor aquello que lo mantiene a uno atado sin querer estarlo, no es amor aquello que le hace fingir sentimientos en beneficios de la felicidad de la otra parte, no es amor aquello que provoca dudas continuas, no es amor aquello que provoca miedo, pavor por una reacción, no es amor aquello que mata. Amor no es todo esto, aunque tradicionalmente se ha creído que si. Lo peor es creer que así es, imponer este modelo obsoleto y destructivo de lo que debería ser el amor, que tantas vidas se ha cobrado ya, pues algunos creen ser amos y señores de la vida de su pareja. El amor no duele, ni causa heridas con sus posteriores cicatrices, el amor es un sentimiento mas pleno, mas espiritual y carnal de lo que se ve.


Miradas vacías

Cada cual enfoca su vida desde una perspectiva u otra, lo que nos convierte a todos en una realidad, con muchísimos matices, con infinidad ...